Un abrazo sanador

En nuestro mundo posmoderno, hemos perdido el sentido de comunidad. Al mismo tiempo, el deseo de pertenencia se ha vuelto más intenso, más urgente, especialmente después del aislamiento forzado por la pandemia del Covid-19.  

En esta crisis planetaria comenzamos a sentir los estragos que está ocasionando la disociación naturaleza-alma-cuerpo. ¿Cuántas enfermedades se están originando lentamente por el miedo, el aislamiento y la desinfección? La pérdida de conexión y comunidad le cambia a una persona la percepción del mundo. La naturaleza misma se percibe como una intimidación constante. Las almas aisladas que experimentan una soledad crónica desconfían de los demás, lo que activa un mecanismo biológico de defensa.  

Así lo advierte el doctor Steve Cole, director del Laboratorio Central de Genómica Social de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Su investigación está orientada a comprender las vías fisiológicas de la soledad (las diferentes formas en que esta repercute en el funcionamiento de la mente y el cuerpo). “La soledad actúa como un abono para todas las enfermedades”, apunta Cole. “La biología de la soledad puede acelerar la acumulación de placas en las arterias, ayudar a que las células cancerosas crezcan y se propaguen, y promover la inflamación en el cerebro que conduce a la enfermedad de Alzheimer”.  

El aislamiento social es la separación física objetiva de otras personas (vivir solo), mientras que la soledad es la sensación subjetiva de angustia por estar solo o separado. Es posible sentirse solo mientras se está entre otras personas, e igualmente posible es estar solo y no sentirlo. El dolor, la depresión y la fatiga funcionan como un conjunto de síntomas y, por tanto, pueden compartir algunos factores de riesgo.  

Las relaciones interpersonales influyen claramente en la salud, lo que sugiere que la soledad puede promover el desarrollo de dicho conjunto de síntomas. La doctora Naomi Eisenberger, también de la UCLA, ha demostrado que las mismas áreas de nuestro sistema nervioso central que rigen el dolor físico interpretan la soledad: “Creemos que por eso la gente habla del rechazo como algo que literalmente duele, porque el cerebro procesa el dolor emocional de forma similar al dolor físico.  

En contraste, las investigaciones realizadas por el doctor Cole y otros autores, han demostrado que tener un sentido de misión y propósito en la vida está relacionado con unas células inmunitarias más sanas. 

Abrazo, antídoto para la desesperanza 

“Cuando has sido fuerte durante demasiado tiempo solo quieres una persona con la que la única fuerza que tengas que usar sea la de sostenerla en tus brazos.”  
— Anónimo 

El abrazo es uno de los regalos más hermosos del mundo. Ayuda a superar un umbral que, de otro modo, nunca habríamos cruzado por nosotros mismos. ¡Cuánto valor, cuánto consuelo, cuánta medicina hay en el abrazo! 

“En el abrazo, lo que era un borde, una línea rota, una maraña, vuelve a convertirse milagrosamente en un círculo perfecto.”  
— Fabrizio Caramagna 

En todos los años de consulta no he visto nada más transformador en mis pacientes que un abrazo fuerte y cordial. 

Un verdadero abrazo penetra en todas las fibras de nuestro ser. Ya no nos miramos el uno al otro desde la distancia; ahora, en cambio, nos permitimos sentir. Emisor y receptor se unen en una comunión, una participación común, una verdadera comunicación preverbal. En ese momento de unión vivimos al ritmo de la respiración.  

La separación se desvanece, pero el alma permanece abrazando al cuerpo. Al retirarnos, podemos contemplar la bella transformación en la luz de la mirada. La distancia ahora parece otra, el corazón late diferente, y ambas partes, enriquecidas por la unión, retomarán la vida de una forma muy distinta, con menos temor y más confianza.  

Decía hermosamente Friedrich Nietzsche que el lenguaje del amor es un lenguaje secreto, cuya máxima expresión es un abrazo. Abrazar es un gesto de afirmación, aprecio y reconocimiento. ¡Cuánto anhelamos esa sensación de reconexión en nuestra vida! ¿Qué sucede en nuestra fisiología cuando alguien nos abraza? ¿Cómo afecta un abrazo a nuestra mente, corazón y fisiología? ¿Qué sabe la ciencia moderna sobre el abrazo? 

 

La biología detrás del abrazo 

“Abraza la periferia; deja que otros prueben las profundidades”.  
— Virgilio 

En cada persona habita una nube microbiana/viral que le es característica. Alrededor de 30% del genoma humano está formado por ADN bacteriano, mientras que aproximadamente 8% del material genético humano procede de los virus y no de nuestros antepasados. Una baja diversidad de microorganismos se asocia con una plétora de enfermedades, como las alergias, la diabetes, la obesidad, la artritis, los padecimientos inflamatorios del intestino e, incluso, los trastornos neuropsiquiátricos.  

Por lo tanto, para tener un cuerpo sano se requiere una interacción de los microorganismos con el sistema inmunitario del huésped. La exposición a los microorganismos desde el momento en que nacemos y la inoculación adecuada del microbioma durante la infancia son esenciales para establecer un sistema inmunitario activo, necesario para prevenir enfermedades más adelante en la vida. 

Según una investigación publicada en la revista de acceso abierto Microbiome, hasta 80 millones de bacterias se transfieren en un beso con duración de 10 segundos. Al abrazarnos compartimos también millones de bacterias de nuestra biología, y este acto enriquece el sistema inmunológico.  

¡Entre mayor diversidad bacteriana, mayor resiliencia y salud! Este dato difiere sustancialmente de lo que la ciencia señalaba hace unos años: las bacterias son peligrosas y hay que exterminarlas. 

Los abrazos también pueden dar un impulso saludable a dicho sistema. La idea de que un abrazo puede aliviar los síntomas del resfriado común puede parecer completamente absurda, pero algunas investigaciones sugieren lo contrario. Un estudio de Dr. Murphy y sus colegas de la Universidad Carnegie Mellon examinó cómo el estrés y el apoyo social influyen en la inmunidad y la susceptibilidad a las enfermedades infecciosas.  

Los participantes del estudio se expusieron a un virus de resfriado común, luego de lo cual se controlaron en cuarentena para evaluar los signos de la enfermedad. Se descubrió que quienes se sentían socialmente apoyados y eran abrazados con más frecuencia también experimentaban signos menos graves de la enfermedad. 

Finalmente, abrazando a un recién nacido contribuimos a aumentar su peso y mejorar su desarrollo en general. Numerosas investigaciones han demostrado que el contacto piel con piel, como un abrazo entre la madre y el recién nacido, produce importantes beneficios físicos y psicológicos para el niño, tales como los siguientes: 

  • Menos llanto
  • Mejor sueño
  • Sentido de propiedad del cuerpo  
  • Menos ansiedad  
  • Correcto funcionamiento de la hormona del crecimiento, lo que conlleva a un adecuado desarrollo físico  
  •  Más empatía con los demás 

¿Cuántos abrazos necesitamos? 

“Los abrazos son un lugar perfecto para vivir”.  
— Anónimo 

De acuerdo con la terapeuta familiar Virginia Satir, diariamente necesitamos cuatro abrazos para sobrevivir, ocho abrazos para mantenernos y 12 abrazos para crecer.  

¡Pongamos a prueba la dosis de 12 abrazos diarios y miremos atentamente cómo cambia nuestra vida y la de los demás! 

Si quieres saber más acerca de los abrazos y sus beneficios te sugerimos ir al e-book gratuito del Dr. Dieter Le Noir dando clic aquí.


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